
La semana pasada mencioné que en Lima son dos los parámetros fundamentales que determinan la forma final de un edificio: la altura máxima y el porcentaje mínimo de área libre del lote.
Para un edificio de vivienda, se requiere dejar entre 30% y 40% del área del lote libre, la misma que es medida en el primer piso del edificio. Sabiendo que el promotor inmobiliario ocupará el máximo de pisos y dejará el mínimo de área libre posible, esta combinación resulta fundamental, pues determina la forma final del edificio, antes de si quiera haberlo comenzado a diseñar.
Los invito a ver una foto área reciente de Lima en Google Maps y se darán cuenta que la forma de los edificios multifamiliares entre medianeras es, en esencia, la misma: una “H”. Un bloque frontal y uno posterior, conectados por un núcleo de escaleras y ascensores en el centro.

Una alternativa a esta forma de pensar un edificio solía ser el coeficiente de edificación que, por alguna razón que desconozco, dejó de tenerse en cuenta en nuestros parámetros urbanísticos. El coeficiente es un factor que determina la cantidad de volumen que es posible construir sobre un lote.


Imaginemos, por ejemplo, pequeñas terrazas o patios sin techo para todos los departamentos en todos los pisos. O edificios que vayan disminuyendo su masa construida conforme vayan creciendo en altura, aumentando las opciones de iluminación natural en los departamentos, así como las posibilidades de trabajar y mejorar su forma final.
Arquitecto/Urbanista
jorge@nomena-arquitectos.com
Fuente: http://publimetro.pe/actualidad/noticia-coeficiente-edificacion-jorge-sanchez-herrera-61434?ref=ecr