martes, 24 de octubre de 2017

LECTURAS | La nueva familia: Los estilos de vida del peruano de hoy

Los últimos estudios de Rolando Arellano revelan los seis diferentes perfiles peruanos que se pueden encontrar en la actualidad


Un rombo. Si la sociedad peruana tuviese que adoptar hoy una forma geométrica, esa sería. No más pirámides con los ricos en una puntita arriba y los pobres en una base ancha abajo. La cintura ahora es la gorda, la maciza, la vigorosa. Es allí donde está bien enclavada la clase media. La alegoría es vital para dilucidar que el país y los tiempos son otros, y que las brechas –aún presentes– son ciertamente menos extensas. 

Además, claro, de ser clave en el análisis que hace el investigador Rolando Arellano en su afán por revelar qué hacemos los peruanos en la actualidad, qué nos importa, qué nos preocupa o qué nos gusta, entre otros intereses. El libro que sirve de plataforma para ello fue recientemente presentado y se titula Los estilos de vida latinoamericanos según actitudes, tendencias, intereses y recursos (LATIR). Aquí, empero, queremos ir un poco más allá. Si hemos cambiado como individuos en los últimos 10 años, ¿cómo lo ha hecho la familia, unidad primigenia y fundamental de esta colectividad rojiblanca casi mundialista?

Arellano responde a Somos. “Hay una transformación y es radical, sí. Antes uno decía que una familia era de clase o nivel socioeconómico A, B, C, D o E de acuerdo con lo que hacía el padre. A lo que había estudiado o a lo que se dedicaba. Pero eso ya no tiene cabida ahora. El crecimiento económico ha permitido que todas las personas que la conforman sean hoy muy independientes y distintas una de la otra”, explica el autor. Según agrega, esto también es consecuencia de los cambios y las adaptaciones por los que han tenido que atravesar los migrantes desde la segunda mitad del siglo XX. 

“El concepto de familia para el que venía de provincia estaba ‘ampliado’ . Es decir, integraba a los abuelos, los tíos, los primos. Todos se reunían seguido, festejaban. Pero ya en la ciudad uno se queda solo y eso varía. El núcleo familiar se reduce. La urbe hace que se piense más en uno mismo”, detalla.

Entonces, un escenario común hasta hace más de una década era el siguiente, a decir de Arellano: el papá tenía un negocio, la mamá cuidaba la casa y a los chicos. El hijo mayor laboraba en el negocio del progenitor. El segundo estudiaba, pero cuando acabase, se uniría a los primeros. La hija menor se casaba con un amigo de la familia. 

“Eso ya no es así. Las diferencias y las distancias entre lo que hacen los padres y los hijos son cada vez mayores. Hoy puedes ver a un papá que terminó el colegio, pero que se dedicó al comercio en un mercado mayorista y le fue muy bien; y a su hijo estudiando en uno de los colegios más ‘finos’. Este va a ir a una universidad privada y a hacer una maestría costosa. El papá sigue teniendo solo secundaria. Los hijos entre sí, además, siguen aspiraciones muy particulares. Uno puede ser músico; el otro, doctor; el otro, emprendedor de su propio negocio. Ya no tienen que ver tanto entre sí”, indica.

La nueva familia peruana, a su vez, se caracteriza por el rol de liderazgo que ha tomado la mujer en ella. Puntualiza el estudioso: “La migración ha permitido que esta tenga control de la natalidad, menos hijos. Y con ello, más posibilidades de salir a trabajar. Ya tiene su propio dinero. Entonces comienza a tomar decisiones independientes del papá, si es que lo hay”.


  1. Las conservadoras: Las ubicamos por todos lados. Son las típicas “mamás gallinas” que se abocan al hogar y a los hijos. Carmen Rosa Escalante (42) decidió ser ama de casa porque quería dedicarse por completo a sus hijos de 19 y 5 años. Solía trabajar en una empresa de cerámica. Convive desde hace mucho ya con su pareja, quien es operario de construcción}
  2. Los progresistas: Son hombres que buscan permanentemente la prosperidad personal y familiar. Son los emprendedores y están en todos los estratos. Siempre prácticos y a la caza de oportunidades. Carlos Guillén (35) renunció a la gran compañía donde laboraba y ahora tiene dos empresas que le dan fuerza de ventas a otras. Y está pensando en un negocio de comida. Se mueve en bicicleta.
  3. Las modernas: Mujeres que trabajan/estudian y que buscan su realización como profesionales y como mamás. Van siempre arregladas y buscan la aprobación de la sociedad por su actividad. Están en todos los estratos sociales. Paola Alarcón (43) tiene dos hijos y es dueña de una consultora en relaciones públicas. Sus padres inmigraron de provincia. Cuando deja de corretear de un lado a otro, gusta de la moda e ir al cine y al teatro con sus hijos.
  4. Los austeros (as). Hombres y mujeres con modestos recursos económicos. Son generalmente personas mayores que prefieren la vida sencilla y sin complicaciones. Usualmente, reacios al cambio. Don Juan Calvo (50) es taxista desde hace seis años, pero siempre se dedicó a conducir para ganarse la vida. Lo hizo con camiones en provincia o en empresas de transporte de mercancía. Hoy está ahorrando para comprar su propio vehículo.
  5. Los formalistas: Son hombres trabajadores dedicados a la familia que buscan la mejora en la sociedad dentro de cánones tradicionales. Suelen ser oficinistas, profesores, obreros o tener actividades independientes de mediano nivel. Hugo Ante (31) es ingeniero industrial y trabaja en una empresa de márketing grande. Le gusta leer y estar enterado de lo que ocurre
  6. Los sofisticados (as). Jóvenes con más ingresos que el promedio. Son educados, liberales, cosmopolitas e innovadores en el consumo. Ana Lucía Navarro (34) tiene un MBA en Administración de Empresas y es gerente de una compañía. En su tiempo libre le gusta viajar, usa un iPhone 7 y compra frecuentemente por Internet.


Fuente: El Comercio

viernes, 6 de octubre de 2017

LECTURAS | Sobre la altura de los edificios 1,5 (a+r)

A raíz de mi columna de la semana pasada, quisiera profundizar en cómo el sistema de planeamiento en Lima basa el concepto de densidad en aspectos estéticos y no prácticos. Específicamente, no existe un vínculo entre el acceso al transporte público y la densidad. En cambio, tenemos una norma que relaciona la altura de los edificios en base a los anchos de la avenida donde se ubican. La altura de las edificaciones es algo distinto a la densidad; sin embargo, están correlacionadas.

Desde Vitrubio, y seguramente antes, la proporción ha sido un factor clave en el diseño de las ciudades. En base al concepto de proporción, existen normas en algunas ciudades, incluida Lima, que establecen la relación entre la altura de un edificio y el ancho de la calle donde está ubicado, estableciendo la altura máxima permitida de un edificio en base al ancho de la calle. Por ejemplo, en muchos casos se establece una altura permitida de 1,5 (a+r), lo que quiere decir que el edificio puede ser 1,5 veces más alto que el ancho de la vía (a), incluido el retiro (r). 

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